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Pacto Educativo

Global

Hacemos pública nuestra adhesión al Pacto Educativo Global sumándonos al llamamiento hecho por el Papa Francisco a todas las personas de buena voluntad.

 

Apostamos por generar el cambio a escala planetaria para que la educación sea creadora de fraternidad, paz y justicia;  retos cada vez más urgentes en este año extraordinario de sufrimiento por la pandemia de Covid-19  en el que se ha producido también una crisis educativa sin precedentes.

Nos adherimos con lo que somos y hacemos, desde nuestros proyectos educativos porque está en nuestra esencia.

Poner a la persona en el centro: lo hacemos tendiendo la mano porque sabemos educar en la vida para la vida.

Activar las mejores energías: lo hacemos sin apagar la llama que Dios ha encendido en nuestro corazón.

Educar al servicio de la comunidad: lo hacemos desde un Proyecto Común, sabiendo que es una relación que acompaña, integra y hace crecer, porque no todas calzamos el mismo pie.

 

En su mensaje, el Papa nos vuelve a recordar que «educar es un acto de esperanza que desde el presente, mira al futuro». Insiste en que es necesario  promover un nuevo tipo de educación, que permita superar la actual globalización de la indiferencia y la cultura del descarte.

Como parte de la gran familia humana y de la gran comunidad de la vida, reconocemos la llamada del Papa Francisco a unir esfuerzos para caminar juntos en alianza y fraternidad en este momento crítico de nuestra historia en el que, como nunca, se pone de manifiesto la mutua interdependencia de todo y de todos.

Como ciudadanos y ciudadanas de las sociedades y pueblos de los que formamos parte, reconocemos la necesidad de actuar e incidir localmente sin dejar de pensar globalmente, afrontando una valiente revolución cultural y antropológica, que nos lleva a repensar creativamente la educación, la economía, la política y el concepto de progreso al servicio de la vida.

Como parte de la Familia Escolapia de Paula Montal, creemos firmemente que la educación es una de las formas más efectivas de humanizar el mundo y la historia y desde ahí, queremos contribuir para que el mundo sea un lugar más digno para todos.

Las Escolapias tenemos una rica tradición educativa y siempre hemos buscado responder creativamente a los retos de cada momento histórico. Inmersas en la realidad social y eclesial, y desde los valores del evangelio según el carisma de PAULA MONTAL y JOSÉ DE CALASANZ, asumimos este reto y por eso

Nos comprometemos

desde nuestra identidad Escolapia a:

 

Asumir en nuestras vidas los principios y valores del Pacto Educativo Global y llevarlos a la práctica en nuestra actividad educativa y en nuestro comportamiento cotidiano:

  • Conocer y dejarnos afectar por la realidad que viven la madre Tierra y la humanidad que han conducido a la necesidad de este pacto.
  • Poner en práctica estilos de vida sencillos, conscientes, responsables.
  • Participar en la vida cívica y social de nuestros entornos locales y regionales.
  • Promover la cultura del encuentro y rechazar con firmeza la cultura del descarte.

Recrear con valentía nuestro modo de educar a las nuevas generaciones desde los compromisos que el Papa propone en el Pacto Educativo Global:

  • Escuchar a las/os jóvenes en sus gritos de indignación por un mundo mejor y acompañarlos en el empeño común de trasformación de este mundo.
  • Formar personas capaces de ponerse al servicio de la comunidad y la sociedad.

Encontrar otras formas de entender la economía, la política y el progreso desde la ecología integral:

  • Educar y educarnos para la acogida, abriéndonos a los más débiles, vulnerables y marginados.

Establecer alianzas y redes con otras instituciones y organismos para promover la cooperación, el diálogo y la participación para hacer posible el Pacto Educativo Global:

  • Hacer de la colaboración en red la forma propia de trabajo de la Familia Escolapia.
  • Poner en práctica una nueva ciudadanía al servicio de la reconciliación y la reconstrucción del tejido social y eclesial.

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